Generaciones que resplandecen
Somos parte de una comunidad cristiana a nivel mundial fundada en el año de 1887. Una alianza de cristianos evangélicos, unidos en diversas iglesias y congregaciones asociadas en el Ecuador, comprometidos con el Señor Jesucristo, siendo fieles a las enseñanzas de la Palabra de Dios y dedicados a cumplir la Gran Comisión que Él mismo delegó a sus seguidores, encaminados a ser como Cristo y resplandecer en el mundo, a través de vidas transformadas por Su glorioso poder.
Creemos firmemente en:
La Cruz
Cristo es nuestro
Salvador.
Creemos que Jesús es el único camino hacia Dios (Jn. 14:6).
El Lavacro
Cristo es nuestro
Santificador.
Creemos en el Espíritu Santo de Dios y en su llenura, único medio por el cual podemos llevar una vida cristiana santa y victoriosa (1 Cor. 6:11).
El Jarro
Cristo es nuestro
Sanador.
Con su muerte en la cruz, Jesús proveyó el medio para que todos pudiésemos alcanzar la sanidad de nuestros cuerpos (Mr. 6:56).
La corona
Cristo es nuestro Rey que viene pronto.
Creemos en la segunda venida de Jesucristo y en el rapto de la Iglesia. Su venida será antes del milenio y puede ocurrir en cualquier momento. Ese hecho motiva nuestro esfuerzo misionero (Hch. 1: 10-11).
El Globo Terráqueo
Tenemos como propósito dar cumplimiento a la Gran Comisión
Nuestra misión en el mundo (Mt. 28: 18-20).
nuestro fundador
A.B. Simpson
Alberto Benjamín Simpson, un pastor presbiteriano canadiense nacido en 1843. Después de obtener becas para sus estudios, se convirtió en ministro presbiteriano y pastoreó varias iglesias en Canadá y Estados Unidos. Sin embargo, su pasión por la misión lo llevó a renunciar a su posición pastoral en 1881 y comenzar un ministerio de alcance callejero en Nueva York. Fundó la Unión Misionera y envió misioneros al Congo en 1883. Su visión era llevar la Palabra de Dios a nivel mundial, y en 1887, se formaron dos organizaciones que se fusionaron en la Alianza Cristiana y Misionera. A lo largo de su vida, estableció misiones en varios países y realizó giras misioneras en América del Sur. Simpson falleció en 1919 con la inscripción «No yo, sino Cristo» y «Sólo Jesús» en su lápida.